El pasado sábado, la República Dominicana perdió a una de sus grandes glorias musicales: Fernando Echavarría, creador del género fusón. El artista, de 62 años, falleció de un infarto mientras se preparaba para subir al escenario en un centro nocturno de Santo Domingo. Fue asistido de inmediato por personas cercanas, pero lamentablemente no llegó con vida al hospital.

Echavarría, líder de la agrupación La Familia André, dejó una huella imborrable con composiciones como Marcela, Dónde e’, De Oro y Pato Robao. A pesar de haber batallado con la diabetes desde la infancia, nunca permitió que la enfermedad interfiriera con su pasión por la música. Fue una figura clave para la proyección internacional del son dominicano, especialmente en países como Colombia, donde su música fue ampliamente celebrada.

Sus restos están siendo velados en la funeraria Blandino, en Santo Domingo, donde familiares, amigos y figuras del arte lo despiden con emoción y gratitud. Este martes será sepultado. Le sobreviven tres hijos y su madre de 90 años. Echavarría no solo deja un legado musical, sino también el recuerdo entrañable de un artista íntegro y lleno de vida.