Después de una década alejado de los escenarios, Daddy Yankee regresó por todo lo alto al Madison Square Garden, desatando euforia entre miles de fanáticos que corearon cada uno de sus éxitos sin pausa. El “Big Boss” ofreció un show cargado de energía, efectos y nostalgia, reafirmando por qué sigue siendo uno de los íconos indiscutibles del reguetón a nivel mundial.
Pero el momento más explosivo de la noche llegó cuando Don Omar, su histórico rival en la música urbana, apareció en escena. Lo que parecía imposible se materializó frente a una audiencia que no podía creerlo: el Jefe y el Rey del reggaetón compartiendo escenario tras años de enemistad, indirectas y “tiraderas” públicas. Lejos de un abrazo de reconciliación, ambos se enfrentaron con versos, presencia y actitud en una batalla musical sin precedentes.
Este histórico encuentro marca un antes y un después en la historia del género, dejando claro que los egos pueden compartir tarima si el arte lo exige. El público fue el verdadero ganador de esta noche legendaria, donde la rivalidad se convirtió en espectáculo y el reguetón vivió uno de sus momentos más memorables en suelo neoyorquino.