A pesar del peso de los temas migratorios y diplomáticos que marcaron la agenda nacional, el presidente Danilo Medina se desplazó esta semana hasta la comunidad de Villavásquez, donde encabezó la inauguración de una moderna escuela pública. El acto, cargado de simbolismo y gestos de cercanía, contrastó fuertemente con la realidad visible en los pies descalzos o mal calzados de decenas de estudiantes, generando debate sobre el alcance real de la inversión en educación.

El nuevo plantel, llamado Luisa de la Rosa Elena, cuenta con comedor, canchas y aulas en dos niveles. Durante la ceremonia, desfilaron figuras políticas y artísticas, entre ellas el bachatero Raulín Rodríguez, quien acaparó la atención por su atuendo ostentoso y saludo efusivo al mandatario. Mientras tanto, en los alrededores, se levantaban cartulinas de comunidades vecinas exigiendo acueductos, carreteras y atención sanitaria, dejando en evidencia el desfase entre la infraestructura inaugurada y las múltiples necesidades insatisfechas del pueblo.

El momento más emotivo lo protagonizaron los niños con calzados rotos, uñas enfermas y ropas descoloridas, símbolo de una población que celebra la apertura de escuelas pero sigue esperando una verdadera equidad social. Las palabras del ministro de Educación reiteraron el cumplimiento de promesas gubernamentales, aunque su discurso mecánico poco resonó entre los presentes. Finalmente, el corte de cinta selló el acto, mientras el presidente saludaba con afecto, consciente quizás de que también estaba en campaña.