En Venezuela, una mujer ha llevado al límite la obsesión por la belleza, convirtiéndose en un fenómeno mediático por someter su cuerpo a prácticas extremas con el objetivo de alcanzar una figura “casi perfecta”. Se trata de Aleira Avendaño, una modelo de 26 años que ha llamado la atención del mundo al reducir su cintura a tan solo 20 pulgadas mediante el uso constante —23 horas al día— de un corset de alta compresión.
Aleira reconoce sin tapujos que es adicta al bisturí y ha pasado en más de una decena de ocasiones por el quirófano para transformarse en lo que ella considera una “bomba sexy”. Entre sus intervenciones destacan múltiples liposucciones, aumentos de senos y glúteos, además de cirugías faciales. Pero lo que más ha generado controversia es su práctica diaria del tight-lacing, un método que consiste en usar un corset ultraajustado durante largos periodos de tiempo, el cual, según especialistas, puede causar desplazamientos de órganos internos y daños respiratorios.
A pesar de las advertencias médicas, Aleira defiende su decisión con una sonrisa. Dice que nunca ha tenido complicaciones de salud y que su única preocupación es “no pasar desapercibida”. Acompañada de su mánager, se ha convertido en un espectáculo ambulante en varios países, mientras los profesionales de la salud alertan sobre los riesgos de normalizar este tipo de prácticas y cuestionan la ética de los médicos que colaboraron en su transformación.