El presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Miguel Vargas Maldonado, ha causado revuelo político al justificar su alianza con el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en nombre del legado de José Francisco Peña Gómez. Durante un discurso transmitido a nivel nacional, Vargas Maldonado afirmó que su pacto con el presidente Danilo Medina responde a un “acuerdo político por un gobierno compartido de unidad nacional”, evocando los intentos históricos de Peña Gómez por construir grandes alianzas opositoras.

La reacción no se hizo esperar. En el programa El Despertador, el periodista Marino Zapete calificó el discurso de Vargas como “una perla de cinismo político”, al recordar que el mismo dirigente que ahora predica la unidad fue quien se opuso al candidato de su propio partido, Hipólito Mejía, en las elecciones de 2012. “Lo unitario que no fue con su casa política, ahora lo es con el partido oficialista”, sentenció Zapete, aludiendo también a los vínculos del PRD con el Tribunal Superior Electoral, instrumento con el cual —según sus críticos— Vargas logró despojar del control del partido a históricos dirigentes perredeístas.

Además de cuestionar la sinceridad del llamado a la unidad, los comentaristas del programa señalaron la falta de transparencia del pacto entre PRD y PLD. Ni los propios dirigentes del PRD ni del PLD conocían con claridad los términos del acuerdo, más allá de la vaga promesa de que sus miembros ocuparán cargos públicos. El pacto, según lo dicho por Vargas, también incluye compromisos programáticos, como impulsar una ley de partidos, aunque analistas calificaron esta iniciativa como “una antiley” que perpetúa el clientelismo y los amarres políticos bajo nuevas formas.