Los empleados de la municipalidad del distrito de Magdalena, en Lima, viven días de incertidumbre y miedo ante lo que describen como actividad paranormal persistente. Según sus testimonios, el alma en pena de una mujer vestida de blanco —que habría sido plantada el día de su boda y luego se suicidó— merodea por los pasillos de la institución. Sillas que se mueven solas, computadoras que se encienden sin motivo y la aparición de sombras flotantes son parte de las manifestaciones que afirman presenciar con frecuencia.
El parapsicólogo Félix Rivera, convocado para investigar los hechos, instaló cámaras infrarrojas y detectores de campos electromagnéticos en la casona construida en 1950, donde actualmente funcionan las oficinas. Durante su estadía nocturna en el lugar, sus equipos captaron anomalías como ventiladores activados sin intervención humana y lo que parecería ser una figura cruzando un baño. Rivera asegura que en el edificio no solo habita un espíritu, sino al menos dos, ambas mujeres que se habrían quitado la vida en el lugar.
Frente al temor generalizado, se colocó una cruz en uno de los pasillos en un intento por apaciguar los fenómenos. Sin embargo, muchos empleados prefieren abandonar sus puestos antes del anochecer. La leyenda de la novia plantada —y su trágico final— ha cobrado fuerza entre los trabajadores y vecinos del sector, alimentando así una historia que mezcla el drama humano con el misterio del más allá.