La historia de Demetrio Ramírez, fallecido recientemente en el sector Barrio Obrero, detrás de la Villa Olímpica en Santiago, ha conmovido a la comunidad tras una serie de confusiones sobre su supuesta “resurrección” durante el velatorio. Familiares aseguran que, mientras lo velaban, notaron que el cuerpo de Demetrio estaba caliente, sudaba y presentaba un pulso muy débil. Estas señales reavivaron la esperanza de que aún estuviera con vida.

Demetrio, de quien se supo había sufrido un grave accidente el pasado 21 de enero, fue operado por múltiples traumas, incluyendo vejiga y brazo, y posteriormente contrajo neumonía. Aunque el médico intentó darle de alta con la condición de seguir un tratamiento costoso, la familia no pudo costear los medicamentos a tiempo. En el velorio, una doctora cercana a la familia confirmó que tenía latidos lentos y sugirió trasladarlo de urgencia. Sin embargo, en el hospital donde fue llevado, los médicos no actuaron, según denuncian los parientes, y hasta se burlaron de ellos.

La familia admite que no se cumplió el procedimiento legal de declarar la muerte a través de un médico legista, lo que generó toda la confusión. A pesar de las señales esperanzadoras, Demetrio no sobrevivió. Su caso evidencia la fragilidad del sistema de salud en comunidades vulnerables, la falta de acceso a servicios médicos adecuados y la urgencia de educar sobre protocolos de emergencia para evitar tragedias similares.