“¡Si no hay carretera, aquí va a haber candela!”: Comunidad de La Finca de Aciba protesta por abandono vial
Santiago, R.D. – Cansados del olvido oficial, los residentes de La Finca de Aciba, en Hato del Yaque, salieron este lunes a las calles para exigir la reconstrucción del tramo carretero que conecta su comunidad con el resto de la provincia. Con pancartas, tambores y la consigna “¡Si no hay carretera, aquí va a haber candela!”, realizaron una caminata pacífica como forma de presión ante el prolongado abandono de la vía.
Manuel Castillo, presidente del Consejo de Desarrollo Comunitario, denunció que la situación afecta gravemente la producción agrícola local y el acceso a la educación.
Durante las lluvias, el camino se vuelve intransitable, lo que genera pérdidas en las cosechas y mantiene a muchos niños fuera de las escuelas. La comunidad advirtió que, si el Ministerio de Obras Públicas no ofrece una solución concreta, las protestas continuarán.
¿Qué peligro presentan estas situaciones?
La falta de agua potable en sectores como Gurabo representa un riesgo crítico para la salud pública. Cuando los residentes se ven obligados a consumir agua embotellada para todas sus necesidades básicas o a almacenar agua sin condiciones adecuadas, se incrementa el riesgo de enfermedades gastrointestinales, infecciones en la piel y brotes de dengue por acumulación de agua en recipientes destapados.
Además, la imposibilidad de mantener una higiene adecuada, como lavarse las manos, cocinar con seguridad o limpiar baños, agrava aún más las condiciones sanitarias, especialmente en hogares con niños, ancianos o personas vulnerables.
Por otro lado, el abandono de vías como la carretera de La Finca de Aciba no solo aísla comunidades y frena el desarrollo económico local, sino que también pone en peligro vidas humanas. En casos de emergencia médica o durante condiciones climáticas adversas, el mal estado de la carretera impide el acceso de ambulancias, bomberos y otros servicios esenciales.
A largo plazo, el deterioro vial también provoca daños a vehículos, incrementa la deserción escolar y genera frustración social que puede traducirse en protestas más intensas, comprometiendo la estabilidad comunitaria.