Un giro inesperado se produjo en el caso de la niña de tres años que fue ahogada en una piscina por su padrastro en México, hecho mostrado en imágenes estremecedoras difundidas hace un año. El juicio contra José David, señalado como responsable, parecía encaminarse a una sentencia firme por homicidio calificado con agravantes de ventaja y traición. Sin embargo, la audiencia fue suspendida debido a la ausencia de los abogados defensores, lo que generó indignación y sospechas en los familiares de la víctima.

La madre de la menor, Hilda Valadez, expresó entre lágrimas su dolor y rechazo a cualquier perdón hacia el acusado. “El que perdona está allá arriba, yo no. Era mi hija, la más pequeña, y no tenía por qué quitármela”, declaró. Durante el proceso se mostraron los videos que prueban cómo el sujeto sumergía repetidamente a la niña hasta causarle la muerte, evidencias que, para la familia, hacen incuestionable la culpabilidad del agresor.

Aunque la audiencia fue pospuesta, la fiscalía de Michoacán aseguró que continuará buscando la pena máxima contra el acusado, atendiendo a la exigencia de justicia de la madre. El caso, que mantiene conmocionada a la sociedad mexicana, vuelve a levantar cuestionamientos sobre la agilidad del sistema judicial y la necesidad de que crímenes tan atroces no queden en la impunidad.