Un reciente diagnóstico presentado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo ha puesto de manifiesto una preocupante realidad: la percepción de inseguridad en República Dominicana es una de las más altas en la región. Este informe destaca que cientos de personas se han visto obligadas a cambiar de barrio debido al temor a la delincuencia.

La familia Luna es un ejemplo vívido de esta situación. Recientemente, vivieron una terrible experiencia dentro de su hogar que los marcó profundamente. Mientras dormían, dos ladrones irrumpieron en su tranquilidad, forzando la entrada de su casa. Eugenia, la madre de la familia, fue la primera en enfrentarse a la situación, despertada por los gritos de su madre.

El relato de los eventos es escalofriante. Víctor, el esposo de Eugenia, se enfrentó valientemente a los intrusos, tratando de proteger a su familia a pesar de recibir disparos y golpes. Su valentía y determinación fueron cruciales en medio del caos.

Sin embargo, la tragedia se vio agravada por la respuesta tardía de los servicios de emergencia. A pesar de múltiples llamadas al 911, la ayuda médica se demoró, poniendo en riesgo la vida de Víctor. Esta experiencia traumática ha llevado a la familia Luna tuvieron que dejar su hogar por temor a represalias de los delincuentes.

El caso de los Luna no es único. Muchos ciudadanos se enfrentan a la amenaza constante de la delincuencia, mientras que la respuesta de las autoridades deja mucho que desear. ¿Dónde está la vigilancia nocturna que se necesita desesperadamente en nuestras calles?

Esta historia es un recordatorio sombrío de los desafíos que enfrenta República Dominicana en su lucha contra la inseguridad. Es imperativo que se tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad y protección de todos los ciudadanos.